miércoles, 9 de junio de 2010

Autoestima


Soy una tortuguita tímida...


La verdad es que cuando escribo este blog y pienso en que me gustaría cambiar el modo en el que normalmente se nos ve a las personas con sobrepeso u obesas y que me gustaría terminar con la discriminación por peso, me gustaría creerme lo que escribo.
Como he experimentado en mi propio cuerpo la falsedad de las dietas, la gordura a pesar de cuidarme más que la mayoría, la discriminación de los médicos y las burlas durante el colegio y el instituto, me creo las nuevas olas científicas que están apareciendo diciendo que la teoría de las calorías es falsa y que la gordura no produce enfermedad. Es como que tienes que pasar por una situación difícil para empezar a dudar de las cosas que quienes no pasan por esa situación se creen ¿por qué van a dudar de las supuestas verdades que todos aceptan??
Quiero decir que engordo si como igual que los demás y soy muy buena haciendo ejercicio.
Sin embargo, a pesar de que yo dudo de todo, en el fondo estoy llena de prejuicios y complejos. No tengo prejuicios que me hagan pensar cosas de nadie; de hecho, me gustan los chicos gorditos. Es más prejuicios contra mí misma.
Mi autoestima es un desastre. No sólo tengo kilos de más de lo que es socialmente aceptado, es que además soy muy fuerte de mi época de practicar deportes y mi altura es igual a la altura de la mayoría de los hombres de mi entorno.
Así que muchas veces me gustaría estar tranquila y ser yo misma pero cuando estoy rodeada de gente me siento demasiado alta y grande, como hecha en otra proporción, respecto a la gente con la que estoy y por eso mi posición corporal con los demás suele ser la de una tortuga, como si me quisiera meter en el caparazón para no ocupar tanto espacio en relación a los demás.
Si estuviera rodeada de gente más alta que yo y no tan delgada podría no estar tan acomplejada porque podría estirarme y expandirme y caminar con la cabeza erguida como decía mi madre que debía ir.

Así pues, puesto que mi posición de tortuga no me beneficia en nada, ya que parezco tímida y apocada, entonces no importa que saque la cabeza y los brazotes porque no pierdo demasiado y al menos ganaré en espontaneidad.
Si a ti te pasa lo mismo este es tu reto: mientras no molestes a nadie (por ejemplo en un asiento de autobús) expándete y siente el alivio de poder sacar la cabeza y estirar la espalda.




¡¡ahora soy una verdadera tortuga!! FY!