domingo, 3 de abril de 2011

Por qué no abandoné el blog - parte 1




Pensé en borrar el blog el año pasado pero hace poco volví a postear. Un día salí con mis nuevos amigos a un restaurante que les encanta.
"Es por la camarera" me dijo mi amigo E." D está loco por ella".
Me imaginé que sería una camarera delgadita, rubia, pelo largo y liso, muy maquillada y probablemente cara de pocos amigos.
Así que llegamos y D nos llevó a un lado de la barra. Se acercó y nos preguntó qué queríamos beber y nos dio la carta. Mientras mirábamos la carta hizo un gesto a la camarera, que estaba en una zona llena de gente.
"¡Una caña y dos claras con limón!" gritó. "¡Hola guapa!" añadió.
Miré y la camarera vino y nos trajo las cañas, con una sonrisa preciosa, con una cara muy simpática y dando unos pasos de salsa.
Era negra, muy gordita, con el pelo moreno rizado cogido en una coleta y la cara más graciosa y la voz más simpática que había oído.
D y la camarera intercambiaron comentarios sobre qué tal había ido la semana y sobre clases de salsa y ella le lanzó comentarios picantes sobre la comida, le puso una tapa gratis y bromeó sobre que él venía a verla a ella.
Se fue a atender a otros clientes y D nos pasó las cañas y la tapa, rojo como un tomate y con sonrisa de tonto.
A lo largo del tiempo que estuvimos la camarera y él bromearon más, canturrearon y ensayaron algunos pasos de baile.

Otro día volví al mismo restaurante con compañeros de trabajo. Nos sentamos y nos atendieron muy rápido pero la comida a un amigo y a mí no nos gustó demasiado y pensamos en probar otro restaurante en la zona. Les pregunté a los compañeros si siempre habían ido a comer a otros sitios, si conocían algún buen restaurante.
Respondieron que siempre iban a comer ahí.
"¿No os apetece cambiar?" pregunté.
Nos estábamos yendo ya y varios de ellos estaban esperando en la puerta mirando hacia la barra. Entonces se asomó la camarera y le dijeron adiós. Ella les saludó con su sonrisa bonita y sus modos tan simpáticos y entonces salimos. "Por eso no nos podemos ir" dijo N.
A añadió: "tenemos que venir aquí, es mi futura amante".

Y a mí se me puso una sonrisa de oreja a oreja.

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